domingo, 31 de julio de 2011

Qhadrophenia

Tras una temporada embarrancado en el mar de los Sargazos, ayer un golpe de viento me devolvió de nuevo al océano, y por dos veces, el azar me llevó hasta el año 1988.
En este año, se emitió el último capítulo de la Bola de Cristal, su final dio paso a la adolescencia.
Quadrophenia, es una película basada en la ópera rock homónima de The Who, en la que como era lógico se utilizó la música de este grupo para su banda sonora original.  La cinta nos muestra, ambientada en la juventud inglesa de finales de los sesenta, la lucha adolescente por ser uno más del grupo (mods o rockers) -rebaño en definitiva-, afianzando y justificando el comportamiento individual en el comportamiento del grupo. Como es lógico, la coherencia es solo una apariencia y no tardará el protagonista en averiguar que su ídolo (Un joven Sting) tenía los pies de barro, al final la lucha interna le llevará a la destrucción del pasado y a resurgir de sus cenizas, momento en que la cinta termina. Curiosamente la película se inicia con la continuación de la escena final.
De una forma o de otra, todos seguimos falsos ídolos para sentirnos identificados e integrados en algún grupo. Este marinero, hace tiempo que vive errante, precisamente por no haber dado su brazo a torcer y servir pleitesía a ningún grupo. Esta opción que viene desde la adolescencia, le causó no pocos quebraderos de cabeza. Por ello entre aceptar el mundo según otros, y ser independiente, decidí el segundo camino y aceptar el mundo según mi propio punto de vista, lo que me llevó a ser considerado un apátrida, y a iniciar un lejano viaje que desde entonces no conoce descanso.
En la madrugada un coche avanza veloz, en medio de la nada, nos conduce al autobús que nos llevará a la excursión de fin de curso de 3 de BUP. Cargado de provisiones, dinero y ganas de olvidar los problemas que solo se aplazaban, nos esperaba un barco en Valencia, el mar, la marejada y de nuevo el regreso a la cruda realidad.
Mientras el coche se aproxima al lugar de salida, por su radio, una emisora reproduce el segundo corte del LP de una joven promesa, Tracy Chapman, la canción se titulaba Fast Car y nos cuenta el sueño de una huida http://www.songstraducidas.com/letratraducida-Fast_car_3548.htm Hoy 23 años después, perdido en medio de la nada, a bordo de este barco, recuerdo las palabras de Machado:

Caminante, son tus huellas
el camino y nada más;
Caminante, no hay camino,
 
se hace camino al andar.    
   Al andar se hace el camino,          
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante no hay camino
sino estelas en la mar.”




Mientras descorcho una botella de Barbadillo para brindar por el futuro, siento cierta nostalgia, empieza a girar el disco, la aguja acaricia el surco y vuelvo a revivir sensaciones de una madrugada del año 1988  http://www.goear.com/listen/2d7ac16/fast-car-tracy-chapman

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