martes, 18 de octubre de 2011

Enemigo a las puertas

Hace tiempo que vengo observando en silencio noticias de quienes otrora fueran compañeros de viaje, y lo hago en la más absoluta de las abulias. Además de la distancia física impuesta, la del espacio, también se suma la del tiempo. Cuando me pierdo en este océano, los recuerdos llegan como olas que chocan contra el casco del galeón, que los corta imperturbable. No puedo evitar entonces, contrastar impresiones, planes juveniles entonces, hoy viejos y olvidados planes y, como no puede ser de otra manera ver donde quedaron aquellas impetuosas expectativas de juventud. Las más de las veces, para que nos vamos a engañar, cada cual en el naufragio de la vida, se agarró al palo que más cerca tuvo, unos ya lo tenían amarrado cuando cayeron del barco, otros cayeron cerca, los menos tuvieron el coraje suficiente para nadar contra corriente a buscar un chaleco salvavidas abandonado.
Al igual que en la vida, en este blog atípico, irregular e intimista no hay reglas, se atisba una cierta disciplina, pero cuando hay que entrar en combate, hay una parte de las decisiones que necesariamente han de ser irracionales, y corren de cuenta del azar.
Suele ocurrir que los cobardes en el combate salven la vida, pero su vida estará en manos de la compasión del enemigo, porque ningún cobarde puede ganar ninguna batalla, también caerán los imprudentes bajo el fuego enemigo, deseosos de acabar con la incertidumbre de su existencia, los héroes contarán con la disciplina, la experiencia y el azar de su lado, el resto morirá o vivirá con disciplina, siendo condenado o no por su destino, omitiendo pensamientos racionales de defensa (unos físicos otros psicológicos) que le conducirían irremediablemente a la huída o a la exposición al fuego enemigo, y aquí todo se resume en una premisa: morir matando.

Quizá uno de los mejores albumes de Loquillo y los Trogloditas sea "Mis problemas con las mujeres", de este trabajo siempre me gustó el primer corte de la cara B "Siempre libre", estas canciones, reproducidas en un denostrado radiocassete estéreo amenizaban juergas tremendas en las que se les veía el final a muchas botellas de Whisky DYC y Bourbon Four Roses, por aquél entonces nuestra existencia se limitaba a intentar ser proyectos de James Dean, rebeldes sin causa de fin de semana. Hoy que ya se dejó atrás el verano, retomo esa vieja canción, y el vinilo vuelve a mostrar sonidos de hace veinticuatro años http://www.goear.com/listen/55aeab8/siempre-libre-loquillo-y-los-trogloditas

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